7 de noviembre de 2008

La implicación de la juventud

Cuánto me duele oír la típica frase (perdonen por la expresión) de abuela resentida que dice aquello de que los jóvenes de hoy en día no nos preocupamos en eso del pensar. Y no me duele por el hecho de que les falte razón, sino más bien por lo contrario: porque la tienen.

Podemos ver en la juventud tendencias sociales muy marcadas, que van desde la extrema izquierda a su homónimo en la derecha. Son tendencias totalmente políticas, cuyos miembros suelen mostrarnos sus ideales por medio de su aspecto físico. Qué decir de la famosa camiseta del Ché o de raparse la cabeza a la par de la colocación de parches con cruces gamadas. Intentan expresar mediante su indumentaria sus ideas políticas. Y lo consiguen. Bueno, lo consiguen…hasta que abren la boca, porque da gusto escuchar las lindeces que sueltan muchos de ellos. Intentan demostrar a la gente cuánto saben de política por medio de sus pintas, y se quedan en eso; en las pintas.

Pero no hace falta irse hasta las personas que deciden plasmar sus ideas políticas en su imagen exterior para demostrar el que en el fondo (y no hace falta rebuscar mucho para encontrarlo) no tienen ni idea de política. Cualquier persona joven (y no tan joven, pero ese es otro tema que también tiene su miga) es válida. Todos tienen una idea política claramente definida (cuando me refiero a tal idea, quizás debería decir, para ser mas correctos, que se acuerdan del partido al que votaron en las últimas elecciones, seguramente decidido por la opinión de su mejor amigo/a, familia o entorno), pero ninguno te sabría decir más de tres propuestas que haya mencionado dicho partido durante su campaña electoral; y mira que dicen cantidad.

Mientras en una clase de universidad se oiga un 3 de noviembre de 2008 la pregunta de que si Barack Obama es negro o que una persona “clarísimamente” de ideología antisistema pregunte alguna causa de la globalización, señores, no hay nada que hacer. Creo que nos deberemos de seguir resignando a aguantar la famosa frasecita. Y es que pensar parece ser que cuesta.

Y tanto que cuesta.

1 comentario:

  1. Si señor, pensar cuesta, lo que no cuesta es que piensen por ti. La sociedad es demasiado comoda, usa el coche en vez de andar, se cree lo que dicen los periodicos en vez de crearse su propia idea, y opina sin estar documentado, porque por desgracia, boca todos tenemos...

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