23 de marzo de 2009

La mercantilización del arte

Desde hace ya algún tiempo vemos expuestos en museos una serie de obras que ninguno de nosotros (salvo el propio autor en cuestión y unas cuantas célebres personas con una inteligencia situada en límites insospechados del conocimiento humano) entendemos. Y mira que lo intentamos.

El capitalismo desmedido en el cual se basa nuestra sociedad ha inundado también el arte. Cuadros en negro, retretes sucios y calcetines sudados son expuestos como algo sumamente exquisito y, aún más que sumamente exquisito, extremadamente caro. Y nosotros lo aplaudimos y compramos. El que el capitalismo haya fijado como objetivo la cultura ha hecho que su máxima premisa de “menos trabajo con una mayor rentabilidad” se haya instalado en las galerías de los museos y en las mentes de unos cuantos privilegiados. Y es que privilegiados lo son, porque vender cuadros en negro con tres pinceladas o utensilios domésticos unidos de forma inconexa al precio que lo hacen tiene su mérito. Hasta qué punto llega nuestra ignorancia, que antes de calificar una obra por nosotros mismos, debemos mirar atentamente la descripción de ésta misma y, más atentamente aún, su precio. ¿Cien mil euros por estas tres rayas rojas? Si es que es una exquisitez, una magnificencia, aplaudamos hasta con las orejas…

Los grandes críticos de este género junto con los propios “artistas” e intermediarios nos la están colando por todos los lados, señores. Gato por liebre me parece una comparación demasiado irrisoria para reflejar este hecho de tamaña calaña. ¿Qué menos esfuerzo que hacer nada? ¿Qué mejor rentabilidad que ponerle varias cifras al precio de este nada? El capitalismo cultural nos la está dando con queso mientras nosotros aplaudimos su premisa capitalista más extrema. Nos hacen sentir inferiores reflejando el hecho de que no podemos llegar a entender a tan grandes genios. Si de verdad creemos que no podemos entenderlos debido a su gran destreza artística tan sólo estamos ayudando a contribuir co la decadencia del arte. A mí me llamarán ignorante por no saber apreciar las obras de tan elevada calidad, pero creo que el ignorante y engañado no soy yo, sino aquel que basa sus gustos artísticos según el precio de las obras, según las milongas que le cuentan.

Para acabar, recordaré el experimento que realizó un programa de televisión acerca del asunto (adjunto el link del video en youtube ya que creo que es interesante ver el reportaje: http://www.youtube.com/watch?v=qb0n4C4yyks). Más que nada, da una visión real de lo estúpida que puede llegar a ser la gente y “de lo que entiende de este arte contemporáneo”. Les dio una reportera un lienzo en blanco a una clase de niños de 2 a 3 años de una guardería y realizaron (al parecer) la obra maestra de su vida. Tras acabar, la colgaron en la feria de ARCO y la gente que pasaba por la exposición daba su veredicto acerca del cuadro (seguro que antes de opinar algunos se consideraban grandes expertos de la materia). Frases como “es un cuadro complejo y con mucha meditación detrás”, “esta obra tiene una gran carga erótica…posiblemente reprimida” o “quince mil euros me parece un precio razonable” dan una pequeña muestra de lo borregos que podemos llegar a ser.

Desde luego, parece ser que el arte no comprende de edades, y mucho me temo que el cerebro de personas que se guían por los engaños de otras autodefinidas artistas, tampoco.

1 comentario:

  1. este video lo vi hace mucho y lo tuve que ver repetidas veces para asumirlo. hay otro caso que lei en la revista de los domingos del pais de una niña de año y medio que sus padres la ponen a pintar y venden sus cuadros por 1500-2000 euros, eso es nacer con un pan debajo del brazo si señor!

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