14 de diciembre de 2008

Justa y merecida

Justa y merecida. De esta forma podemos definir la victoria de ayer, día 13 de diciembre, del Barça sobre el Real Madrid que se celebró en el Camp Nou.

Con una gran presión popular de goleada impulsada por los medios de comunicación y apoyada por prácticamente toda la opinión pública, el Barça saltó al terreno de juego con ganas de salir por la puerta grande. Este hecho condicionó el que jugaran durante gran parte del partido con cierta ansiedad, intentando no demorarse en meter el primero de los goles olvidándose de que el resultado de 1-0 les bastaba para distanciarse doce puntos de su eterno rival y seguir abriendo brecha ante los demás equipos que pelean por la liga.

Nada más empezar, el Barça se hizo con el control del juego consiguiendo una posesión abrumadora mientras que el Madrid se dedicó a esperar atrás e intentar rematar el partido con alguna de las posibles contras que se gestarían a lo largo de éste. “Un muy buen planteamiento defensivo”-como dijo el entrenador blaugrana- es el que realizó el equipo blanquillo con ciertos aspectos negativos como la gran debilidad que sintieron dichos jugadores hacia el tobillo de Leo Messi, al que masacraron durante toda la primera parte. Cierto es que un equipo como el de la capital, que se supone que opta a ganar las tres competiciones que se disputan a lo largo de la temporada (a estas alturas de ésta tan sólo dos) no debería plantear nunca un estilo de juego basado en sus oportunidades a la contra pero cierto es también que si el Madrid pudiese jugar alguna vez de esa forma, ésa vez era el sábado. No le quedó más alternativa a Juan de Ramos, debido a las múltiples bajas y la verdad es que le funcionó bastante bien hasta pasados los ochenta primeros minutos de juego, ya que entre la falta de acierto del Barça y las intervenciones magníficas del portero madridista consiguieron mantener la portería a cero. Consiguieron disfrutar de dos claras oportunidades en las que Drente y Palanca se encontraron cara a cara con el portero catalán, ante el cual no supieron definir satisfactoriamente sus claras oportunidades.

Pero a la larga, por muy gran equipo que seas, si juegas con el planteamiento de uno pequeño, y más en el Camp Nou, lo acabas pagando porque da igual que sea en el diez de la primera parte o en el minuto 37 de la segunda: te acaban metiendo gol.

Respecto a los jugadores, destacar en el equipo de la capital el esfuerzo de su capitán, Raúl, incansable todo el encuentro disputando cada balón e imponiendo su liderazgo en el juego, además de su gran portero, que volvió a salvar otros dos goles cantados y el conjunto en general, porque con muchas bajas le plantaron cara al que ahora considero mejor equipo de Europa. En las filas de Pep Guardiola me podría quedar con Messi, con Henry, con Valdés o con cualquier otro, pero mejor destacaré el equipo en general, pues con un gran dominio de balón (sobre un 70% en la mayor parte del partido) impusieron su ley en el campo haciendo disfrutar a la afición. Y es que ahora se puede decir sin tapujos qué bien que juega este Barça.

Para terminar, tan sólo comentar la diferencia que existe en estos momentos en el ambiente de las dos ciudades correspondientes con estos dos equipos: mientas que en la ciudad condal se respira una alegre euforia contenida, en Madrid existe la esperanza de que aún queda mucho que mejorar, y también mucha liga. Nunca antes se han recortado 12 puntos en la historia de la liga, pero todo puede pasar en el mundo del fútbol. Aun así, el Barça no debe olvidar que tiene más rivales por el título liguero que el Madrid.

Visto lo visto, ¿Quién podría imaginar esta situación seis meses atrás, cuando en Madrid se celebraba un escandaloso 4 a 1?

Qué bonito que es el fútbol.

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