25 de noviembre de 2008

Una tras de otra

Y ya van unas cuantas y ya hemos perdido la cuenta. La última es realmente fascinante: un policía local arrolla a cuatro motoristas de los cuales dos perdieron la vida y los otros dos se encuentran con heridas graves. Iba, como no, ebrio. El juzgado de Instrucción nº3 de Vilafranca del Penedés lo ha dejado en libertad condicional por homicidio imprudente, además de retirarle el carné de conducir (todo un detalle vamos).

Llevamos un año “delicado” con respecto a las sentencias y fallos judiciales, y parece ser que empezamos a darnos cuenta. A mi entender, una persona ebria que conduce y provoca un accidente no ha realizado un homicidio imprudente. Todos conocemos los efectos del alcohol, y también los efectos del alcohol al volante debido al alto número de campañas que promueve la DGT. Ese sujeto, cuando bebía y sabía que después iba a conducir, estaba realizando un acto totalmente premeditado y siendo policía estoy seguro de que conocía alguna posible consecuencia de lo que podía pasar. Esto no es un homicidio imprudente: es un asesinato.

Al igual que éste, existen casos bastante más sonados dentro de la justicia española como el caso De Juana Chaos. Existe una corriente obsesiva que intenta meter al pro-etarra en la cárcel, pero en este momento el expresidiario tiene la ley de su parte: ha cumplido su condena, la condena que le fue impuesta con el Código Penal. De nada sirve empecinarse en una batalla por ver quién es más testarudo: si él eludiendo volver a prisión o la gente por que vuelva a ella. La verdad es que dudo que vuelva a pisarla.

Lo que sí serviría para no volver a ver asesinos en la calle es cambiar el Código penal. Acaba de ingresar en prisión otro criminal de la banda terrorista E.T.A., el jefe del apartado militar: Txeroki. Si no se hace nada contundente, lo que hoy llamamos De Juana Chaos, en unos años pasará a denominarse Garikoitz Aspiazu Rubina.

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